Nuria Salán: “Hemos de hacer un restyling de la tecnología y la ingeniería para captar niñas en carreras STEM”

Nuria Salan, nos hace pensar sobre la urgente neceidad de incorporar a las niñas a las carreras STEM

Nuria Salan, nos hace pensar sobre la urgente neceidad de incorporar a las niñas a las carreras STEM

Si entendemos que el futuro del empleo pasa por carreras STEM, es urgente atraer el interés femenino hacia este sector para garantizar una distribución justa de la fuerza laboral y las oportunidades en los próximos años, así como promover una tecnología más rica, diversa e inclusiva.

Por ello, hoy compartimos la entrevista que hemos realizado a Nuria Salán para reflexionar sobre este tema. Nuria es científica-tecnóloga, presidenta de la Sociedad Catalana de Tecnología, profesora de la Universidad Politécnica de Catalunya (UPC),  ganadora de la segunda edición del Premio Mujer y Tecnología de la Fundación Orange, y un referente en el mundo STEM, que traemos hoy para que mujeres jóvenes se sientan identificadas y vean oportunidades en el sector IT.

En tu caso, ¿Nos contarías cuál es el recuerdo más temprano que tienes sobre tu interés en el mundo de la tecnología?

La tecnología, stricto sensu, no la conocí hasta que no estaba en la universidad… No tuve modelos tecnológicos de proximidad, en mi infancia, era todo bastante más “binario” (o ciencias o letras). La ingeniería era algo asociado a señores muy importantes y de buenas familias, y yo no era ninguna de esas cosas, por tanto, ni se me pasó por la cabeza.

¿Cuál fue tu driver o condiciones necesarias para que ese interés arraigue y florezca?

Mi modelo fue mi profesor de química, que era una persona muy amable y “muy sabia” (hablaba de química, de física, de matemáticas, de biología, de geología…) y yo quise ser así de “polivalente” y decidí empezar una carrera de químicas. Cuando tocó escoger especialidad, asistí a las charlas que daban desde los distintos departamentos, y otro señor (otro modelo masculino), hablaba con tanta pasión de la metalurgia que seguí su pasión. No sabía dónde me metía, no conocía nada de metalurgia… Y de la mano de la metalurgia me vinculé a la tecnología.

En las últimas décadas a la par del crecimiento del movimiento social de empoderamiento femenino ha aumentado el esfuerzo público por reducir la brecha de género en las carreras STEM fomentando una mayor equidad de género en educación, empleo y emprendimiento.
Parece contradictorio que a más esfuerzos, el porcentaje de matriculaciones femeninas en las carreras informáticas lleva tres décadas reduciéndose de forma constante, pasando del 30% en 1985 al 12% en 2017

¿A qué atribuyes esta contrarreacción?

Hay matices… En las ingenierías “clásicas” los porcentajes están muy por debajo del 50% deseado y esperado, pero, en mi opinión, es porque se han fomentado modelos de tecnología que no han hecho justicia a todas las posibilidades de las STEM. Pero en las “nuevas ingenierías”, que se han diseñado con nombres más “amables” (Diseño industrial y desarrollo de producto, bioingeniería, biotecnología, etc.), aquí encontraremos porcentajes mayores de mujeres en las aulas. La novedad y la percepción de que “sabemos lo que queremos hacer desde estos perfiles” han influido mucho en que haya más chicas en estos perfiles. Y lo hago extensivo a los estudios de ciclos formativos, que también han vivido una situación similar.

¿Los esfuerzos están apuntando hacia la dirección incorrecta?

Más que los esfuerzos, los enfoques. Si sólo mostramos coches de carreras y cohetes, perdemos a las niñas pequeñas. Hemos de diversificar la oferta de ejemplos y mostrar muchas más posibilidades, porque sería hacer justicia y porque sería mucho más “convincente”. Los nombres son importantes, y las denominaciones “clásicas” se han asociado a perfiles “viejunos” y no ayuda… Hemos de hacer un restyling de la tecnología y la ingeniería (tanto en estudios universitarios como en ciclos formativos) para mostrarla tan atractiva como sabemos que puede ser. Así conseguiremos que, poco a poco, los porcentajes se aproximen al 50/50.

¿Qué factores sociales crees que intervienen más allá de la escasez de referentes?

La formación de maestros y maestras, que no han tenido, en su gran mayoría un contacto próximo y afectuoso con la tecnología, no ayuda a que la transmitan con pasión. Y en educación infantil, la pasión que detectas en tus referentes de proximidad (maestrxs) es clave.
Y los compañeros de clase (y lo digo en masculino) que, en ocasiones, cuestionan a sus compañeras niñas cuando éstas dicen que les gustan los coches o las motos. Hace falta una educación que fomente el respeto por niñas que quieran dedicarse a lo que sea, por niños que quieran dedicarse a lo que sea…Respeto.
De las familias hablamos en el punto siguiente…

Nos gusta mucho tu concepto de “feminizar la tecnología”, o sea trabajar desde la base, convertir a las maestras en referentes apasionadas por las ciencias en las que niñas pueden inspirarse a la hora de construir sus intereses.
Aunque, nos preguntamos si al llegar a casa, sus padres las validan y refuerzan a través de cualidades que históricamente se asumen como femeninas (que bien baila mi niña, que simpática es mi niña).

¿Podría esto neutralizar el esfuerzo en las aulas? ¿Cómo podrían padres y docentes educar a lxs escolares en conjunto?

Las familias que (sin saberlo o sin quererlo) cuestionan las vocaciones de niñas, cuando sugieren que quieren ser profesionales técnicas (soldadoras, matriceras, mecanizadoras, carpinteras), pueden hacer que una niña poco empoderada decida cambiar de opción. Y nos perderemos su talento.
Si una niña os dice que quiere hacer tal o cual, dejadla. Hay que dejar que los niños y las niñas decidan libremente lo que quieren intentar ser. Si no lo ven claro más adelante, ya cambiarán (que los cambios no son un fracaso, sino una evidencia de maduración).
¡Qué sean lo que quieran ser!
Los excesos (en muchas ocasiones, insisto, inconscientes) de “protección” nos hacen perder mucho talento. ¡Lo mejor que podemos hacer para animar a las niñas es no desanimarlas!


¿Qué gana el sector, los servicios y los productos tecnológicos equilibrando los porcentajes de mujeres y hombres?

Pues que los equipos sean más híbridos, que se combinen talentos, que se desarrollen sinergias muy interesantes… Somos diferentes y diversos, y eso es la base de los equipos creativos y resolutivos. Los castillos humanos eran sólo de chicos y nunca pudieron pasar de 8 pisos; ahora que son de chicos y chicas, han llegado a 10. Valga como ejemplo.

¿Qué perdemos  las mujeres quedándonos fuera de la fuerza laboral que mueve el sector tecnológico?

Nos perdemos formar parte de la solución… Ingeniería es “solucionar problemas con ingenio”. Somos parte de la sociedad que disfruta y consume tecnología, y no podemos permitirnos que la diseñe y la gestione una parte de la sociedad, sin nosotras, sin nuestro talento, sin nuestras opiniones. Si la vivimos y la consumimos, hemos de diseñarla y crearla.

La ONU, ya reconocía a mediados de los noventa que hay sesgos de género en los planes de estudio de ciencias. La UNESCO amplió el estudio identificando otros factores responsables a nivel individual, familiar, escolar y social que alejan a las mujeres de las carreras STEM
Hoy, que todxs parecemos conocer los motivos, se sigue poniendo sobre la mesa el mismo debate: “La baja presencia de las mujeres en las carreras STEM.

¿Es exclusión social o elección propia?

No hay tanta diferencia entre un matiz y el otro… La exclusión propia (mezclando ambos) muchas veces se debe a la percepción de que algo nos es ajeno. Podemos decir “ha sido mi elección, ha sido su elección” pero los condicionantes que han influido en esa elección son los que hemos de mirar.
Si una elección se hace desde el conocimiento total de las opciones y las consecuencias, no es discutible, y será una elección libre.
Si la elección se hace desde la percepción sesgada, con información parcial y con condicionantes de “a ver que escoges, que no vaya a ser que sea demasiado para ti”, entonces, esa elección no es “propia”, sino inducida.

Finalmente, Si no hubieras nacido mujer, ¿Qué estarías haciendo ahora mismo?

No tengo ni idea, ni me lo planteo.

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