La crisis climática no es un problema de nuestro “yo” del futuro, el cambio climático está aquí y lo experimentamos ahora. Nos basta con navegar un poco por internet, ver las noticias o simplemente mirar a nuestro alrededor con atención para encontrar evidencias de que llevamos años conviviendo con las consecuencias del cambio climático.
El último informe del IPCC (abril, 2022) nos lo deja claro: “Tenemos (algo de) tiempo para hacer que los efectos del cambio climático sean lo menos nocivos posibles para todos los seres vivos que habitamos este planeta, incluidos los que quedan por venir. Podemos hacerlo, sí, pero tenemos que empezar hoy”.
El mundo ya es 1,2ºC más cálido que en la época preindustrial. Aunque esta cifra no parezca alarmante, sí lo es saber que con cada fracción de grados damos un paso más en el camino que nos llevará a sufrir las mayores catástrofes.
Por ello, en tenea hemos creado un rincón donde intentamos promover hábitos que favorezcan nuestra conciencia ambiental. Este abril, nos hemos enfocado en recomendar lecturas con trasfondo medioambiental entendiendo la literatura como una forma de acercarnos a la naturaleza, empatizar y despertar nuestra conexión con lo verde. Así, intentar combatir mediante la lectura las cuatro causas que, consideramos, frenan a los activistas imperfectos de pasar a la acción.
Los libros que recomendamos en este artículo no son sobre “Consejos para llevar una vida sostenible” (puedes encontrarlos en Google), sino lecturas donde la conciencia ambiental y el respeto a todos los seres vivos y al planeta, es el hilo conductor. Resultan ideales para leer en tu tiempo libre, porque lo que hacemos en nuestro tiempo libre y por voluntad propia, nos educa aún más.
“Tierra” de Eloy Moreno
Esta novela, o mejor dicho, esta “crítica social” pone en juicio la ansiada búsqueda de la verdad, reflexionando acerca de la moralidad de ese “vale todo” del que somos partícipes como sociedad de esta realidad, a veces distópica, en la que que vivimos. Encontramos entre sus páginas preguntas incómodas que nos cuestionan nuestra responsabilidad como sociedad y como individuos del futuro que nos espera.
“Tierra” somos todos intentando encajar en un mundo que no encaja.
“Dune” de Frank Herbert
Dune, es una novela de ciencia-ficción escrita hace 57 años que no parece ciencia ficción y mucho menos, estar escrita hace más de medio Siglo. Más tarde convertida en saga y llevada al cine, se anticipó a su tiempo para advertirnos de las fatales consecuencias que provoca un desarrollo que saquea los recursos naturales.
“Cenital” de Emilio Bueso
Esta obra trata las consecuencias de la llegada del cenit del petróleo en una España completamente colapsada. Transcurre en el año 2014, donde un colectivo se reúne en un aldea ecológica para enfrentarse al colapso y poder sobrevivir.
“El Rebaño Ciego”, de John Brunner
“El Rebaño Ciego” es una novela publicada en el 72 que forma parte de la «Trilogía del Desastre» (junto a «Todos sobre Zanzíbar» y «Órbita Inestable«). La intención: sumergirnos de lleno en un futuro donde los habitantes de esta Planeta sufrimos las consecuencias de nuestros ataques a la biosfera sumergiéndonos. Este futuro devastador es hoy nuestra realidad.
“Lugar seguro”, de Isaac Rosa
Esta novela es un chute de esperanza entre tantas noticias catasttrofistas. Nos hace creer en el poder de lo colectivo, en el “hacer” con paciencia y confianza en el otro, en la transición hacia un futuro más sostenible y esperanzador. Con este libro Isaac nos invita a no resignarnos a la inevitabilidad de un futuro desolador y a construir un tipo de “lugar seguro” desde la unidad de lo colectivo.
“El primate que cambió el mundo”, de Alex Richter-Boix
Este libro expone a través de historias e interesantes relatos de ciencia, cómo ha sido nuestra relación con la naturaleza y cuál es el impacto que ha tenido y tiene la actividad humana sobre cualquier organismo y ecosistema.
4 causas que frenan el compromiso ambiental
Con lectura, que indirectamente nos educa sobre la crisis climática, combatimos de forma amigable 4 factores que suelen alejar de la acción a las personas que saben que deben estar más comprometidos, pero siguen sin dar el paso. Estos 4 factores son:
Naturalización de la problemática medioambiental
Si le atribuimos causas naturales al cambio climático, y en general a cualquier hecho social, nos alejamos de asumir la responsabilidad de nuestras aciones.
Por tanto, sentir que la crisis climática es un hecho naturalmente inevitable da lugar a la inacción.
Desesperanza: “El problema ya es irreversible”
Según una encuesta de la Universidad de Bath (2021) a 10.000 personas de edades comprendidas entre 16 y 25 años ubicados en 10 países diferentes, el 59% de los jóvenes afirmaban sentirse preocupados por crisis climática.
Además, alrededor del 50% confesaban estar asustados, tristes, ansiosos, enfadados e incluso, sentían impotencia y culpabilidad.
Podemos evitar esta sensación de malestar que nos condiciona, conectando con el impacto climático a través de soluciones más prácticas, que nos inviten a la acción y a su vez construyan resiliencia emocional.
Impotencia frente a la inacción de las grandes industrias
El mismo estudio de la Universidad de Bath (2021) que citamos en el punto anterior concluye que más del 45% de los jóvenes encuestados admitía que la “inacción” climática por parte del Gobierno les generaba ansiedad condicionándoles su día a día.
Según un estudio realizado por Steven Shepherd y Aaron Kay, “Las personas que recibieron información más compleja sobre el medioambiente se sintieron más indefensas y propensas a dejar el problema en manos del Gobierno”.
En este punto, y sin intención de aminorar la indiscutible responsabilidad de la actividad empresarial y política, es imprescindible tomar conciencia del impacto ambiental que tienen nuestros hábitos de consumo diarios. Bajo nuestra responsabilidad está la de crear nuevos hábitos más sostenibles (en la medida en la que podamos) con los que ayudar a frenar los efectos de la crisis climática.
Rechazo hacia el activismo tóxico
El activismo que señala, culpa y no da lugar a debate es aquel activismo que aterroriza, más que acoge.
Juzgar y acusar nuestras acciones a través de una sola vara de medir sin tener en cuenta nuestro contexto y situación individual, solo consigue tapar la posible maravillosa intención que puede haber detrás. Llenar de acusaciones y predicciones catastrofistas los discursos genera el rechazo de personas que se sienten agredidas y por tanto, las aleja de la causa.
En este sentido, es importante informarnos, eligiendo fuentes fiables, cuestionarnos y reflexionar y por supuesto, actuar en la medida que nos sea posible.
Leer para aumentar nuestro compromiso ambiental
El ser humano se compromete con aquello que siente. Lo que nos lleva a pensar que hasta que la mayoría sienta la crisis climática como un problema propio y lo desnaturalice, no pasaremos masivamente a la acción.
En un momento en el que, por regla general, hemos perdido la sensibilidad con la naturaleza ¿Puede ser la literatura una forma de acercarnos a ella?
Estamos convencidxs de que sí, ¿y tú?